lunes, 16 de mayo de 2016

Paradysso

Son las verdades tangibles las que mueven a las personas a superarse. No me refiero al saber que tienes razón en una situación específica, o de esa necesidad que te imbuye toda la mente cuando tienes que cambiar algo. Estoy hablando de la certeza de que estás consiguiendo algo, esa fuerza que te empuja a seguir cuando has cumplido una meta, hablo de cuando existe una vocecita diciéndonos que lo que hemos hecho empieza a tomar forma. 

Pues tal situación es la que finjo tener y la que es evidente que no existe. ¿Qué tipo de superación puede tener alguien que el cariño por sí mismo empieza en la repulsión cada vez que se mira y acaba en las mentiras que cuenta a los demás?  Todas mis palabras se las lleva el viento, mi motivación es una montaña rusa que no tiene mucha altura máxima. Siempre me pongo metas que nunca cumplo, por muy pequeñas que sean. Son, mi fuerza y mi mentalidad, a día de hoy más sanas, cumplo mucho más que hace tiempo pero, siempre hago algo para no continuarlo, me olvido de todo lo que me propongo tan pronto como un plan con alguien lo desbarajuste. 

En una vida vacía de esperanza, en la que cada preocupación se consume en mí tan rápido como el alcohol entrando en mi cuerpo, decidme dónde se supone que cabe la voluntad. Es gracioso ver como mi superhéroe siempre ha sido Green Lantern, un personaje que extrae su poder de la materialización de la voluntad, algo de lo que yo es evidente que carezco. 

Fingir ser alguien alegre, fingir ser alguien que se dedica a todo aquello que le gusta, alguien que no tiene una dependencia emocional patológica, alguien con un miedo irracional a estar solo, alguien que solo existe a base de las mentiras que cuenta sobre sí mismo. Sólo soy mentiras.

Pongamos las cartas en la mesa, mi dependencia emocional es mi mayor problema, pero es que como voy a conseguir que alguien me aprecie o se fije en mí si soy repulsivo, agobiante y asqueroso. Estoy nervioso, soy un niño que empieza a sentir de nuevo todos esos sentimientos ligados al amor, ese sentimiento de atracción, posteriormente de pasión y de confort con una persona determinada. Volver a sentir ese mar de dudas sobre la reciprocidad de lo que sientes, ese revoloteo que quieres manifestar con todo tu ser. Pero, sabiendo que no tienes forma de que sea mutuo, que es lo que te impide caer al miedo al rechazo, al fracaso.

Hoy volví a caer
en el mismo pozo
pozo que no perdona que no sabe 
de amor ni personas

Poesía desnuda

Siento en mi cuerpo mi propia desnudez. Mi piel es el mayor de los templos, es único, cuidado, maravilloso, sagrado. Aun así, cada centímet...